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ARTÍCULO DE OPINIÓNARQ. DANIEL STINCHI, Responsable de Estrategia Comercial y Financiera de Kraftwelt.



Como buen ansioso que soy, desde hace un tiempo tengo el hábito de bajar mis revoluciones con rutinas que repito a diario. Una de ellas es ir cada viernes al mismo café que frecuento desde hace años: un bodegón palermitano con todas las características de un café de barrio.

A diferencia de otros días, el viernes pasado estuve más contemplativo.

Al llegar, observé que dentro del local había más gente de lo habitual, aún más que en los últimos dos años. Asumo que será por la llegada del otoño y la baja de casos de Covid…

Avisté un lugar próximo donde sentarme y -como hago siempre- procedí a tomar el diario.

Un nuevo mozo (no estaba el de siempre) se me acerca y dice -“…para ver el menú escanee el QR que está en la mesa…”-

Pensar que tan solo un viernes atrás era mi mozo quien me preguntaba -“Lo de siempre, no?”-

En fin… hice mi pedido y me concentré en leer el periódico.

No pasó mucho tiempo hasta que me dí cuenta de lo inútil de mi esfuerzo. Algo habia cambiado…

Levanté la mirada y pronto me percibí en un entorno diferente al del café de siempre.

En una mesa a mi derecha, un muchacho estaba teniendo una reunión virtual, vale decir…él en su mundo, atento a la pantalla y con auriculares puestos, pero respondiendo a viva voz como si todos fueramos parte del meet.

Intenté abstraerme…

Dos mesas adelante, se oía la voz de una chica tomando clases de inglés. Si bien estaba tentado a seguir escuchando la clase (nunca está de más perfeccionarse en el idioma)… preferí volver al periódico.

Ya decidido a retomar mi lectura, entra al café una chica acompañada de una “joven” de mi edad. – “Qué bueno!”- pensé – “aunque se sienten cerca no creo que haya problemas…”-. Se sentaron a dos mesas de la mía. Era una terapeuta con su paciente, quien cada tanto vociferaba contra el ex marido…

Fue estando sumergido en el caos del entorno (razón por la cual varias personas ya habían abandonado el local) que súbitamente tuve una revelación!

Así como años atrás contábamos con peloteros para infantes y sector para fumadores…no habrá llegado el momento de diseñar espacios compartimentados para la virtualidad, y otros para el resto de los humanos que solo deseamos disfrutar de un café?

Acto seguido, me marché del local cuando la alumna de inglés pidió bajar la música porque no podía entenderle a su profesora…

 

Nota relacionada: La Arquitectura del Bienestar

 

Imagen de portada: andriyko-podilnyk