Skip to main content
ARTÍCULO DE OPINIÓN: Arq. Daniel Stinchi, Responsable de Estrategia Comercial y Financiera de Kraftwelt.

©Cowoman


La Arquitectura en busca del nuevo paradigma: El Bienestar


 

Van 17 meses de pandemia, un cisne negro que en 24hs nos obligó a trabajar, estudiar y convivir encerrados en un mismo espacio. Pasamos del ideal “home office’ a un obligado work at home in eternum. En algunos casos, con la incomodidad de carecer de las herramientas adecuadas para tal fin, como la falta de equipamiento tecnológico o mobiliario, o con escasa conectividad. De un día a otro, debimos fusionar tiempo y espacio familiar con tiempo y espacio laboral, provocando que los límites de nuestros horarios y ambientes se desdibujaran…

Por primera vez en la historia, no tuvimos que esperar semanas para saber qué estaba ocurriendo. La velocidad de las comunicaciones nos permitió estar informados al mismo tiempo que ocurrían los eventos. Desde cualquier dispositivo, podíamos ver en directo el progreso de contagios en Italia, España, China, Alemania…; no era necesario googlear la información, simplemente llovían notificaciones desde nuestras redes contándonos acerca del surgimiento de las vacunas, la cantidad de vacunados, y de cómo cada país articulaba desde su identidad y cultura las estrategias para transitar y superar esta catástrofe.

Vivimos meses de aprendizaje forzado. Ahora tenemos que ver la forma de capitalizarlo con la mirada puesta en el futuro. La vida ya no es como la percibíamos, el virus cambió nuestro entorno y nuestra manera de vivirlo.

Desde la Arquitectura siempre se busca mejorar la calidad de vida, y a lo largo del tiempo, en nuestro rol de arquitectos hemos ido redefiniendo y modernizando conceptos básicos como la sustentabilidad o la economía circular. Hoy llegó el turno de la Resiliencia. Deberemos elaborar espacios adaptables a la velocidad de los cambios; espacios públicos, residenciales y de trabajo que fundamentalmente prioricen nuestro bienestar. 


©febiyanr


Diseñando Espacios Públicos


 

La pandemia nos enseñó algunas cosas: las ciudades no están diseñadas para este tipo de catástrofes, ya que favorecieron los contagios y el desarrollo de la enfermedad.

El hacinamiento en los transportes, la alta densidad poblacional en zonas de desarrollo, la escasez de espacios libres y de esparcimiento, son problemas urbanos a los que se deben dar respuesta.

Una manera es desarrollando ciudades satélites. Polos urbanos que puedan recorrerse fácilmente en bicicleta o medios más sanos de movilidad, con distancias máximas de 20 cuadras, que nos permitan realizar nuestras actividades diarias sin necesidad de utilizar vehículos públicos. Eso permitiría bajar la densidad sin cambiar la escala de comunidad. Debería contar con una infraestructura de salud de media distancia, comercios de proximidad (no grandes superficies, sino la vuelta al comercio de barrio), polos de oficinas cercanos, todo a una escala que nos permita aprovechar el avance tecnológico y administrar mejor nuestros tiempos, dándole un marcado protagonismo al ocio y, por ende, al bienestar propio.

Al mismo tiempo, deberían priorizarse las áreas de esparcimiento para el uso responsable del espacio compartido. Cuando las unidades habitacionales tienden a ser mas pequeñas, la gente debe volver a ganar el uso de la acera y de los parques como la expansión de sus viviendas.

Toda esta transformación debe realizarse mediante acuerdos Municipales y por supuesto, asegurando una excelente conectividad y servicios apropiados.

Un ejemplo de Ciudad Satélite dentro de AMBA es el Distrito Tigre Sur (partido de Tigre), con excelente conexión y áreas para desarrollar productos mixtos como vivienda y trabajo, y con una amplia y variada oferta de espacio abierto y de recreación.

Hay muchas zonas dentro de AMBA que pueden desarrollarse desde este aspecto, considerando el potencial de zona sur y zona oeste.


©andrewtneel


Re-inventar Espacios Privados


 

Otra cosa que nos enseñó la pandemia: las viviendas no están diseñadas para que podamos vivir y desarrollar todas las tareas que realizábamos fuera de casa – trabajar y estudiar – en forma simultánea. En familias numerosas, coordinar espacios y horarios dificultó la convivencia.

Por otro lado, los espacios exteriores no fueron suficientes para nuestro desarrollo personal. Se produjo un éxodo de gente de las grandes ciudades hacia las afueras, aprovechando el beneficio de la virtualidad.

Hoy el trabajo lo desarrollamos en nuestros hogares y estimamos, que dependiendo la profesión que se ejerza, seguirá siendo así. De hecho, muchas oficinas abandonadas y concentradas en zonas bursátiles se han ido transformando en pequeñas unidades residenciales. Al contar con buena conectividad, comercios de cercanía y áreas de esparcimiento cercanas, se han convertido en terreno fértil en ese sentido, sobre todo para un usuario que busca adquirir su primer vivienda, y prioriza una vida más comunitaria y de encuentro que m2.

Durante esta pandemia, el común de la gente invirtió en remodelar, redecorar, re-ambientar sus viviendas, apuntando al mejor bienestar dentro de ellas. Considero que este proceso seguirá su curso, buscando crear un espacio para el trabajo, con cambio de mobiliario, electrónica, conectividad, y sobre todo placer.


©Kasanceva


Tendencias en Espacios de trabajo


 

En este tiempo, muchas empresas que han invertido en espacios de trabajo y que quieren seguir invirtiendo en sus marcas y negocios, me preguntan: “Cuál es la tendencia?” “Qué es lo que se viene en materia de diseño de oficinas?” Mi respuesta siempre es la misma: “Más allá de las tendencias, la identidad de tu empresa nos dice que arquitectura necesita”.

Dado que el modelo híbrido se impone a la vuelta al trabajo (parte remoto / parte presencial), la reducción de tiempo disponible de las oficinas hará que las “tendencias” se analicen de acuerdo a la identidad de los negocios que las requieran.

Hay cientos de notas sobre cómo las empresas tecnológicas más reconocidas (Google, Facebook, Twitter, etc.) incorporan nuevos esquemas de trabajo y modelos de espacialidad, pero cuando se diseña o proyecta para clientes de otras escalas o industrias, se debe trabajar sobre requerimientos particulares, presupuestos y tiempos reales, respondiendo a necesidades y valores propios de la empresa, sin subirse a ideas preconcebidas que al vivirlas les hará perder identidad y competitividad.

Tras la pandemia, hay una resistencia a la vuelta al trabajo por parte de los empleados y no es para menos. Las empresas deben generar las condiciones para que se sientan cómodos en el retorno, brindándoles seguridad con protocolos claros, y bienestar con espacios abiertos, contacto con la naturaleza, terrazas verdes, accesos amigables, etc..

El diseño de la circulación y recorridos de ese espacio, al igual que sus colores, texturas y mobiliarios deberán ser concebidos y abordados desde el concepto de bienestar y seguridad, además de ser de fácil mantenimiento y sustentables.

Las corporaciones tendrán que olvidar el viejo esquema de m2 por puesto de trabajo que reclamaban para maximizar la capacidad. Hoy, el concepto es otro.

Todas las encuestas realizadas durante este tiempo indican que el 80% de los empleados opta por espacios híbridos de trabajo, intercalando 2 o 3 días de presencia en las oficinas y el resto con trabajo remoto.

El concepto de espacio propio desaparece, y se establecen espacios compartidos (según agenda), espacios de intercambio o reunión donde se prioriza la interacción face to face, dejando lo operativo y rutinario para lo virtual.

Tenemos que asumir que la tecnología es una herramienta para lograr nuestro objetivo y no el fin en sí mismo. Hay que resignificar los valores de las empresas y tamizarlos a través de las nuevas condiciones sociales y de encuentro que precisa el trabajo.

El proceso de cambio recién empieza.

Post-tsunami quedará mejor parado aquel que haya interpretado hábilmente el mercado y haya podido desarrollar su capacidad de resiliencia.