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Fuente: argentinagbc (Extracto)



En la Argentina, por el momento, el etiquetado es voluntario. Es decir que cualquier persona que cuente con los planos de su casa o con la ayuda de algún profesional, puede entrar al aplicativo y conocer el IPE de la vivienda. También puede pedirlo a la inmobiliaria en caso de ser el agente que le vende o alquile una propiedad, o consultar con el constructor si está pensando en una vivienda nueva.

Sin embargo, las legislaturas provinciales de Entre Ríos, Santa Fe, Mendoza y Río Negro ya aprobaron la Ley de Etiquetado de Viviendas, sin grietas políticas en las votaciones.

La que está a un paso de la reglamentación es Santa Fe, que tiene bajo evaluación de los equipos económicos de la gobernación de Omar Perotti las mejoras impositivas que implica, ya que los impuestos provinciales se van reduciendo a medida que la propiedad se acerca a la A.

En las cuatro provincias que ya la aprobaron, la ley alcanza, en principio, a viviendas nuevas, pero también deberán contar con la etiqueta las propiedades que se escrituren a partir de la implementación. Las que no lo hagan, automáticamente serán consideradas G, es decir que no podrán acceder a ningún beneficio impositivo y no podrán considerar como un plus la eficiencia energética dentro del valor de la operación de venta.

Por el momento, tampoco será obligatorio que las propiedades estén dentro de un rango determinado, por ejemplo entre la A y la B, como en el caso de los electrodomésticos. Sin embargo, cada provincia establece sus propios criterios. Por ejemplo, en Santa Fe se determinó que a partir 2027 no se van a poder vender viviendas oficiales con un valor mayor a C.

“Tucumán, Salta, Buenos Aires y la Ciudad de Buenos Aires están en proceso de elaboración de sus leyes. A medida que vaya pasando el tiempo toda la Argentina va a tener leyes de etiquetado, que van a obligar que se etiqueten las viviendas nuevas y, cualquiera que quiera vender su casa va a tener que etiquetarla aunque no sea nueva o va a quedar como G. Además, todas las provincias trabajan sobre incentivos, como la reducción de impuestos cuanto mayor sea la eficiencia energética”, detalló Pedrazzi.

Imagen: Point3d


Cuál es la experiencia de etiquetado de eficiencia energética en el mundo


En Europa hace muchos años que la etiqueta de eficiencia energética en viviendas es obligatoria. Cualquier vivienda que se construya en el Reino Unido desde 2016 tiene que ser etiqueta A, es decir que no tiene que tener prácticamente intercambio de energía con la red. Además, tiene que gastar 15 kilovatios por metro cuadrado de superficie por año. Francia, Alemania, Italia, España también están por implementar la misma exigencia, según contó Pedrazzi.

En el caso de las viviendas existentes la determinación difiere según el país, pero hay fuertes incentivos estatales para poder volverla una exigencia. En Alemania se está implementando un plan de renovación de todas las aberturas para pasar de doble vidriado, que se usa desde el año 50, a un triple vidriado. Para eso otorga créditos blandos a 10 o 20 años que se descuentan del ahorro de la factura de gas. “El valor del crédito está relacionado con el ahorro que va a obtener el usuario después de implementar las mejoras”, explicó el ingeniero.

En el caso de Francia cuando se implementó se modificaron las tarifas de electricidad, cuanto menos consume una vivienda menor tarifa paga. Pedrazzi dijo que “no sólo consume menos, si no que la tarifa es más baja; se penaliza el consumo excesivo”.

¿Cuál es la situación de la Argentina?

Según Pedrazzi, en general, las propiedades de la Argentina están por encima de la clasificación C es decir que “no hay una gran conciencia acerca del ahorro de energía, fundamentalmente porque los subsidios de las tarifas hicieron que calefaccionar una casa sea aumentar la llama de los calefactores”.

Sin embargo, el ahorro de energía impacta no solo en el bolsillo sino también en el medio ambiente. Para generar energía, toneladas de dióxido de carbono se vuelcan a la atmósfera y son responsables del cambio climático, dado que en el país la electricidad depende mayoritariamente de la quema de combustibles fósiles y la energía limpia aporta menos del 30% a la red.


Etiquetado de eficiencia energética de viviendas: la falta de decisión política demora su aplicación


“Hay un camino muy largo por recorrer. No hay una ley nacional, pero las leyes provinciales van a ir generando la conciencia, porque además de mirar qué linda es una vivienda, se va a saber cuál es la etiqueta que tiene y todo eso transparenta la operación inmobiliaria”, aseguró Pedrazzi.

También dijo que aún falta crear conciencia, tanto en los usuarios finales como en los profesionales de la construcción, que todavía no saben el valor real que tiene el etiquetado y que durante cinco años el ahorro se puede utilizar para pagar el costo, pero a partir de ahí todo es ahorro.

En ese camino, las nuevas generaciones jugarán un rol fundamental, porque son las que más conciencia tienen respecto del cambio climático y el impacto ambiental. Ya hay más de 1000 etiquetadores certificados y se planea ampliar los cursos para aumentar ese número.

“Vamos hacia el etiquetado nacional. Nos llevará un poco más de tiempo o un poco menos, pero el hecho de que el año pasado cuatro provincias hayan tenido sus leyes de etiquetado y que haya varias más en proceso para presentar a las legislaturas provinciales indica que el camino está marcado”, concluyó Pedrazzi.

 

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