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Dado el contexto actual a nivel global con las compras virtuales y el cierre de cadenas, es digno de mención que retailers grandes como Apple asuman el compromiso de conservar edificios tradicionales y dejen Tiendas Insignia. Esto no solo ayuda a preservar el patrimonio, sino que aporta valor a las Marcas. Compartimos la nota que Tomás Casartelli escribió para Diario La Nación.

 


Apple apuesta por edificios históricos para convertirlos en megalocales



Fuente: Tomás Gonzalez Casartelli / LA NACION

Los Apple Stores, esos modernos locales ocupados por mesas de madera pulida cubiertas por teléfonos, laptops, relojes y toda la gama de dispositivos de la marca, son ya íconos de todas las grandes ciudades globales. Instaladas en esquinas y ubicaciones céntricas, las tiendas caracterizadas por sus paredes blancas y vidrio, además de jóvenes empleados con remeras azules pululando con iPhones, se han convertido en atracciones en sí mismas.

Mucho más ahora que la marca, la más grande del mundo por capitalización de mercado (tiene un valor de US$2,4 trillones), parece decidida a dar a sus locales emblema una novedosa vuelta de tuerca. Reflejo de eso es la nueva tienda de Los Ángeles, inaugurada el viernes pasado con la presencia del CEO, Tim Cook

El megastore está ubicado en uno de los teatros históricos de la ciudad. El Tower Theatre abrió en 1927 y rápidamente pasó de teatro a cine. En Hollywood no podía ser de otra manera. De hecho, el Tower fue la primera sala preparada para proyectar películas con sonido de toda la ciudad. Diseñado con estilo renacentista, el edificio también tiene detalles de la arquitectura española, francesa, morisca e italiana. Cerró sus puertas en 1988 y desde entonces había permanecido cerrado, hasta que llegó el gigante de la tecnología y el diseño con sus millones. Si bien Apple no hizo público cuánto gastó en las refacciones, lo cierto es que el lugar estuvo en obra durante más de tres años, durante los cuales se restauró hasta el más mínimo detalle, incluyendo la famosa torre de reloj, la marquesina estilo Broadway y el exterior de terracota. El equipo de diseño utilizó fotos viejas, planos y hasta tecnología de láser 3D para renovar el teatro con total precisión. Al entrar, los clientes se encuentran con un monumental lobby inspirado en la Ópera de París, de Charles Garnier, con una gran escalera de barandas de bronce y columnas corintias de mármol. El techo, por su parte, está adornado por gigantescos murales que replican el cielo.

El corazón de la tienda es el lugar en el que solía estar la platea, hoy salpicado por productos high-tec, clientes y casi cien empleados. Una pantalla ultra HD domina el salón, y todo está rodeado por los viejos balcones del teatro y los antiguos arcos.

El Tower, una vez símbolo de la industria del cine, es ahora una nave insignia de la tecnología. La elección de este lugar en el que se mezclan tradición y modernidad no es casual. Forma parte de una estrategia de la marca para hacer de sus tiendas no solamente lugares en los que se compran productos, sino centros de innovación y cultura. Al igual que la imponente tienda, recientemente inaugurada, en Vía del Corso, Roma (es el Apple Store más grande Europa), el Tower será un centro público de charlas, cursos y eventos protagonizados por cineastas, músicos y artistas. Los pisos superiores fueron aclimatados como un espacio amplio y flexible, con el objetivo de facilitar áreas de intercambio y trabajo creativo.

“Los Ángeles explota de creatividad en cada rincón. Música, cine, entretenimiento y todo tipo de arte… Estamos encantados de prolongar nuestra relación con una ciudad en la que ya tenemos 26 locales”, explicó Deirdre O’Brien, vicepresidente de retail de la empresa. “Creo que el Apple Tower Theatre está a la altura de la rica historia y el legado de esta capital del entretenimiento”.

La inauguración se dio en simultáneo con el lanzamiento del programa Apple Creative Studios, una iniciativa que busca potenciar a jóvenes creativos de orígenes humildes, proveyéndoles acceso a tecnología, know-how, recursos creativos y exposición.

Otro caso que refleja cómo las grandes empresas buscan alejarse del rol excluyente de vendedores, mostrándose como participantes activos en sus comunidades. Revalorización cultural, participación ciudadana, fomento de la creatividad.

Nota comentada:

«Es destacable la idea de Apple de reversionar edificios históricos en flag ship. Este tipo de experiencia la tuvimos en el año 1996, cuando participamos de la reconversión de la ex tienda Gath & Chaves para el Deutsche Bank. Fue una obra importante para el Banco y sobretodo para la Ciudad; revalorización por la cual recibimos un premio de reconocimiento» -comenta el Arq. Daniel Stinchi sobre la nota de Tomás Casartelli, recordando la época en la que fue Director del Departamento de Arquitectura del Deutsche Bank.