Autor – Arq. Claudio Fraga
Sin duda, el fútbol nos despierta una gran cantidad de sentimientos y sensaciones. Siempre me impactó cómo los hinchas se identifican con sus colores, barrios, espacios, imágenes, aromas, contextos y sonidos, elementos que en su conjunto conforman los lazos de un fuerte sentimiento de pertenencia, inmutable a lo largo del tiempo.
Todos los amantes del fútbol, como en mi caso, guardamos imágenes imborrables de los estadios que visitamos para ver a nuestro equipo. La arquitectura de estos espacios configura un repertorio visual que nos referencia y nos vincula con experiencias vividas, afectos, personas y lugares, en una conexión que trasciende lo racional.
Al recorrer diferentes estadios, intenté dibujarlos desde la significancia que mi memoria sintetiza y representa. Descubrí que, en cada uno, mi interpretación se basaba en una imagen exterior que vincula el edificio con su entorno inmediato y con esa liturgia tan especial que el fútbol genera en la previa al espectáculo.
Me gustaría compartirles desde qué perspectiva enfoqué algunos de ellos y cómo los entendí para dibujarlos. Es una mirada muy personal, que simboliza y representa la identidad única de cada estadio.
River Plate: Su implantación libre y aislada de la estructura de la ciudad siempre me facilitó comprender su volumen desde perspectivas amplias. Es un estadio de lectura clara, integral y completa. Monumental tangencial y aislada.
Independiente: El color rojo, el diablo. El muro como borde y contenedor de la caldera, el fuego, el infierno… símbolos intensos de pertenencia y pasión.
Racing Club: Un cilindro perfecto, donde una de sus partes emerge sobre la calle principal de acceso, mientras el resto se hunde en un tejido urbano denso y complejo.
En Avellaneda vemos dos símbolos antagónicos, unidos e integrados por un gran espacio público. El cuadrado y el circulo, figuras geometrías diferentes pero fácilmente asociables.
Boca Juniors: Un punto de encuentro del barrio. La antigua vía y la increíble curva estructural diseñada por el ingeniero Delpini crean un espacio fascinante, indescifrable e impactante. Su icónica herradura contiene un barrio de tejido homogéneo y fragmentado a la vez.
San Lorenzo: Un estadio marcado por el impacto visual de su entorno y su conexión con la 1-11-14.
Huracán: El Palacio Ducó. Desde mi punto de vista, la mejor resolución de un estadio integrado al contexto urbano. Su arquitectura clásica, con columnas y muros, se desnuda en la esquina, revelando su impactante estructura.
Conclusión
Cada dibujo refleja la impronta de mi propia memoria, que ha capturado de manera misteriosa el impacto de una imagen. Algunas quedaron grabadas en color, otras en blanco y negro. Algunas en tres dimensiones, otras en dos. Algunas con la presencia vibrante de la gente y su colorido especial.
Cada trazo reconstruye mi propio símbolo, impulsado por una imaginación sin límites, donde lo real y lo irreal se entrelazan. Sin duda, la arquitectura genera un vínculo singular entre el sitio, el espacio y las emociones. Los estadios se vuelven parte de nosotros, forjando un sentido de pertenencia intransferible, irreversible y eterno.
Arq. Claudio Fraga